La serie, para quienes nunca la hayais catado, es un docudrama de veinte minutos (publicidad a parte, incluidas las seis repeticiones del Ultra Whisper XL) en el que nos presentan un crimen real y cómo se atrapó a su asesino gracias a las pruebas forenses. Para entendernos, CSI nunca hubiera existido sin esta serie, negarlo sería de necios. Cada episodio cuenta con una reproducción del crímen, testimonios de los agentes de policía que intervinieron, analistas forenses y amigos de las víctimas. Todo al estilo americano, ya saben, con un narrador diciendo: "John Mcmills estaba totalemente seguro de que nunca le atraparían... pero una gota de sudor, acabaría dando con sus huesos en la carcel...".
Eran bastante raros... |
Si eres un aprendiz de criminal, esta serie es básica para que tu vida al margen de la ley no finalice al poco de comenzar. Me explico. Cuando te compres las cuerdas, la cinta americana y la cal viva, no pagues en efectivo y luego utilices la tarjeta de descuento del supermercado para ahorrarte 37 centavos... te van a coger. O no dejes tu ADN por toda la escena del crímen y luego lo limpies con lejía. Siempre queda algo. ¿Sabías que te pueden rastrear el móvil si lo tienes encendido?. No escapes con el coche del asesinado-a, lo van a estar buscando, no utilices sus tarjetas de crédito. Quema la ropa con la que has cometido el crímen (siempre queda algo en ella). Y si haces todo esto, luego te puede pasar lo que a un tipo que se escapó a través de 7 estados, utilizó muchos coches para hacerlo, pero cuando lo atraparon, una de las pruebas de cargo era que en el maletero llevaba la lata de gasolina con la que cinco meses antes había quemado a su exnovia. No se le había ocurrido deshacerse de ella...
Esta serie tiene un spin-off (una ramificación), llamada 'Poder, Privilegio y Justicia' ('Dominick Dunne's Power, Priviledge and Justice') que tiene los mismos ingredientes que la anterior, más dos añadidos. El primero es que tanto criminales como víctimas son ricachones de la alta sociedad, y el segundo es que la serie cuenta con un conductor que nos presenta los casos, el citado Dominick Dunne. Un vejete que es un crack.
Dunne fue un veterano escritor y periodista de investigación que anteriormente había sido un importante ejecutivo de estudios cinematográficos. Solía frecuentar los ambientes de la alta sociedad estadounidense, de ahí sus colaboraciones y artículos para Vanity Fair, de quien fue el columnista estrella en los últimos 20 años. Dunne estaba especializado en seguir los juicios más mediáticos del país, siempre
con un verbo brillante y una ironía a prueba de... balas.
La gracia de estos crímenes de los famosos son los
comentarios de Dunne, del tipo: "Mr Hasting me invitó a varias de sus fiestas en su ático de la quinta avenida, y ciertamente parecía estar gastando sin miramientos el dinero de su difunta esposa...". Como digo, la serie tiene su morbo y algunos de esos criminales famosos acaban teniendo varios juicios y a menudo son incluso absuletos gracias a alguno de los más pintorescos (¡y sorprendentemente exitosos!) abogados de la historia judicial norteaméricana. La justicia no es igual para todos y Dunne lo sabe, lo sabe y nos lo muestra, nos lo deja tan sonrojantemente claro, que cuandoen su programa sí se hace justicia, somos muchos los que no nos podemos reprimir una sonrisita... porque sí, los ricos, los poderosos también la cagan a la hora de cometer sus crímenes y en estos casos la torpeza puede llegar a ser bastante sonrojante.
Las dos series se emiten en el canal por cable TruTV, anteriormente CourtTV y las exportan a más de 50 paises. El canal emite resumenes y hasta juicios en directo, haciéndose increíblemente popular en los juicios por asesinato al exjugador de fútbol americano y actor O.J. Simpson. La cadena nació en 1991 aunque sus verdaderos éxitos llegaron con los 'Crímenes imperfectos', de los que han producido más de 400 episodios ya. Las ventas en DVD de los casos más impactantes también son más que reseñables. Seguro que en las academias de criminales son materia obligada de estudio. Si yo abriese una lo haría. Lástima que no esté ya el señor Dunne, sería un director perfecto. Mientras tanto, mis mañanas televisivas siguen siendo entretenidas gracias a los crímenes más torpes que se pueden cometer.
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