domingo, 2 de septiembre de 2012

Divina y Cosmopolita

Vivir en pareja, compartir la posesión del mando a distancia y la estratégica distribución de los canales de televisión se puede convertir en una verdadera odisea. En mi caso suele ganar Gema esa competición amistosa, de hecho en nuestro mando, en la primera decena de canales aparecen 'Cosmopolitan' y 'Divinity'. Algunos podrían pensar que es una concesión mía, en realidad es más bien una forma de fomentar nuestra relación. Lo escribo en serio.

Y es todo gracias a una serie de vergonzosos programas sobre moda, estilo, interiorismo y sentido común básico del que carecen muchos protagonistas de esos programas. ¿Cómo fomenta nuestra relación? Es muy simple; ninguno de los dos puede callarse ante lo que ve en la televisión, es imposible. Con lo cual disfrutamos de risas gracias a una conversación animada con ingeniosos comentarios de uno y otro. Y desde luego no somos los únicos. Los datos de la audiencia de sobremesa de este canal son alucinantes tanto por semana como en el fin de semana y es gracias a estos shows. 

Es una nueva tendencia del docudrama y ¡cuidado muchachos, sí, sí, muchachos, es jodidamente adictivo!. Existen varias categorías que os iré desgranando en sucesivos post, pero hoy quiero empezar con las novias:

El equipo de 'Vestidos de novia de Beverly Hills'
Buscan vestido, buscan entrar en el vestido, buscan poder pagar el vestido... y hay novias para todos los gustos (y sus madres, y sus suegras, y sus novios...). De hecho dos programas de este estilo tienen ya sus spin-offs: vestidos de novias para mujeres de talla muy grande y vestidos de novias para gente podrida de pasta. Digamos que los 'Host', los conductores de estos programas, no tienen un especial protagonismo. Son las novias y sus vestidos los auténticos protagonistas. Vaya dramones. Lo típico es que la chica escoja un vestido carísimo que su madre no puede pagar y ambas acaben llorando como magdalenas. Son programas canadienses y estadounidenses y el horterismo está a la orden del día, mal gusto proverbial, como para hacer un manual. Luego están los añadidos; las dos hermanas que se casan juntas y se envidian los vestidos, el novio que va a escoger el vestido que le guste a él, las siempre terribles suegras, la amiga rancia...

Y está también la versión tengo una talla 40 pero como me caso, a ver si entro en un vestido de la 34... una tarea complicada para la que aparecen el preparador físico cachas que intenta poner en forma a la susodicha haciéndola sufrir un poco por el camino (para deleite de la audiencia) y la nutricionista que avergüenza a la novia, enseñándole la cantidad ingente de porquería que consume, e intentando que cambie sus hábitos alimenticios (algo que seguro que hará exclusivamente el tiempo necesario para que el vestido no le reviente durante la ceremonia...). El novio también colabora hacia el final del capítulo, acompañando a su prometida en una excursión por el bosque, cruzando un río en piragua, haciendo puenting, barranquismo o algo similar, escenificando su apoyo en esa actividad física que  (supuestamente) su novia nunca hubiera sido capaz de completar, de no ser por el estricto régimen y la puesta en forma de nuestros anfitriones-presentadores. Al final la novia entre en el vestido, que le queda como un guante, estiliza su figura y le confiere ese deseado aire princesil que (de nuevo supuestamente) todas las mujeres buscan (al menos las que van a estos programas).

Como suele suceder con estos programas, la verdadera curiosidad comienza cuando acaba el capítulo en cuestión, con comentarios del tipo... "esa recupera todo lo que perdió en la luna de miel" o " uuuuy, que poco futuro les veo yo a esos dos...". Es lo normal, a fin de cuentas estos programas no dejan de suponer la globalización del marujeo. Y si en algo somos buenos en nuestra piel de toro (campeones del mundo, varias veces consecutivas y desde hace centurias...) es en lo de criticar, destripar (verbalmente) a quien se nos pone por delante sin perder la sonrisa.

Así que ya lo sabeis , si quereis sentir verguenza ajena y rajar a dolor, (que siempre es sano para relajarse y rebajar tensiones) estos son vuestros programas.

En próximas entregas seguiremos con el resto de categorías a) ¿Cómo puedes tener un negocio si eres un completo inútil? b) ¿Cómo no se van a reir de tí, si me sales a la calle con esas pintas? c) Te vamos a dejar la cobacha donde vives, como una casa de 'Estilo y decoración'.

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