sábado, 26 de noviembre de 2011

Niños muertos

¿Alguien se ha fijado en que desde hace un tiempo, el niño del Kinder Bueno ya no es el niño de siempre?

El niño 'viejo' y el nuevo
Como veo en el horizonte unas jornadas con mucho tiempo libre (es lo que tiene la crisis), además de encontrarse a sí mismo (espero que no por casualidad, y me tenga que invitar a tomar un café…) pues uno puede indagar en cuestiones más o menos trascendentales. Que no es el caso.

El de ahí arriba a la izquierda es el de siempre, el de la derecha (es lo que toca) es el ‘nuevo’ niño. ¡Buf!, sí, da repelús. Parece sacado de un daguerrotipo más que de una foto promocional. Esas pintas ochenteras... me dice Gema que es un niño muerto. Y claro, yo, en lugar de negar esa afirmación, no puedo más que darle vueltas en la cabeza. Han utilizado la imagen de un espectro porque el niño original, porque el niño original, porque, ¿porqué? (homenaje luso) ¿qué fue del niño original de Kinder?

Pues el caso es que lo he averiguado… y la verdad es escalofriante: ha crecido. Era un ser humano real. Se llama Guenter Euringer y como este sí que estaba vivo, pues ha crecido, ha engordado, pero no ha perdido pelo (pelazo, diría yo), tiene cuando escribo estas líneas, ni más ni menos que 48 añazos. Era el hijo de una señora que trabajaba en la agencia de publicidad que hizo las fotos. Hace unos años el amigo Guenter, un poco justo de efectivo añadiría yo, fue protagonista de un reportaje fotográfico para una revista alemana. No debió gustar en exceso a las cabezas ¿pensantes? de Kinder, que vieron cómo uno de sus iconos intangibles, se convertía en algo muy tangible, un ser humano, que ni siquiera se había afeitado para salir en las fotos, a sus cuarenta y pico años... Así que alguien decidió vetar a Guenter y buscarle un sustituto. tampoco es que al protagonista le doliese especialmente porque ni el Guenter mayor ni el Guenter niño vieron un marco o euringer (más allá de lo que cobró por la sesión, unos 150 euros) por ser la imagen del chocolate durante varias décadas. Una imagen, además, tan reconocida en el competitivo mundo del cacao como la de la mismísima vaca morada de Milka.


Pero del ‘nuevo’ no sé aún nada. Gema sigue convencida de que está muerto, y así ya no crecerá nunca (Espero que esos siniestros directivos de marketing de Kinder no lean este blog). Lo único que tengo claro es que ahora miro estas chocolatinas con otros ojos. Espero que la mamá del niño haya estado un poco más lista que la de Guenter y haya regateado un poco, llegando, por lo menos, hasta los 200 euros...

martes, 15 de noviembre de 2011

Se trata de vender


Un joven George Lucas, con sus 'juguetes'

Resulta que todo esto del merchandising y la diversificación de productos en referencia al mercado cinematográfico o televisivo no existía hasta que llegó un señor (un pipiolo, por aquel entonces) llamado George Lucas. Con aquella space opera suya no esperaba recaudar mucho en los cines, así que cedió su porcentaje en taquilla a cambio de los derechos de mercadotecnia. La productora no dudó en aceptar el trato, Lucas aún está riéndose... el resultado es evidente, Darth Vader, la Princesa Leia, R2-D2 o Yoda son iconos globales en forma de muñecos, tazas, camisetas, videojuegos y anuncios de cualquier cosa. Por eso Lucas, un señor ahora muy, pero que muy rico, lo empezó todo.

Me sirve a modo de introducción la historia de Lucas para acercarme a dos fenómenos que han trascendido la pantalla de televisión en los últimos tiempos. Dos series de temática en principio similar, de producciones radicalmente opuestas y con orígenes bien distintos que acaban asumiendo el mismo rumbo: colonizar el mercado con sus productos, un reclamo de indudable atractivo para los seguidores de ambos programas.

Hablo de ‘Juego de Tronos’ y de ‘Águila Roja’.

Empecemos por la primera. Se trata de una producción de la cadena norteamericana HBO, 12 episodios en su primera (y hasta ahora única estrenada) temporada. El material original es la saga de fantasía ‘Canción de hielo y fuego’ escrita por George R.R. Martin, de la que por ahora se han publicado (y escrito) cinco de los siete libros de los que se compone. El propio autor está implicado en la adaptación televisiva. Es el primer acercamiento adulto a este género en televisión, con un éxito más que notable en todo el mundo. Actualmente se rueda en Irlanda la segunda temporada, que en principio adaptará el segundo libro. El éxito de las novelas, además de las virtudes como escritor de Martin, se basa en su serialización, algo cultivado por el autor, forjado en batallas televisivas como guionista, entre otras, de series tan míticas como ‘The twilight zone’.
La 2ª edición del juego de mesa


El género de fantasía es bien conocido por arrastrar tras de sí un importante grupo de seguidores, capaces de gastarse mucho dinero en merchandising, la saga cinematográfica de ‘El Señor de los anillos’ así lo puso de manifiesto hace unos años. Por eso, antes de la producción de la serie televisiva ya existían varias páginas web, amparadas por el propio autor, que comercializaban figuritas inspiradas en los personajes de la saga, o camisetas creadas artesanalmente, también con inspiración en las novelas. También existían un par de juegos de mesa, juegos de cartas y dos series limitadas en cómic (‘El caballero errante’ y ‘La espada leal’). Todo basado en los libros, por aquel entonces no sólo la original, sino la única fuente de inspiración.

¡Una pinta a la salud de Daenerys!
Y luego llegó la tele, la carísima producción, un reparto de estrellas, y toda la maquinaria promocional de un gigante como HBO, una cadena cuyos productos son sinónimo de calidad. Amén del éxito de un programa al que desde la crítica se le dedicaron epítetos tan halagadores como ‘los soprano con espadas’, la promoción, la difusión y por tanto la demanda de los productos del ‘Juego de Tronos’ se dispararon. Todo lo que se había creado en torno a las novelas quintuplicó sus ventas, se necesitaron muchas reediciones de material agotado, y desde entonces se han creado juegos de rol, camisetas, tazas, jarras de cerveza, vasos de licor, réplicas de las espadas, audiolibros, varios videojuegos en distintos formatos y plataformas, y hasta los escudos heráldicos de cada una de las casas nobles, pintados a mano en madera, de unas dimensiones considerables, para colgar en las paredes, por si quisiera decorar usted su casa como un salón de banquetes de los siete reinos…

El trailer de uno de los videojuegos basados en el 'Juego de Tronos'.


Del continente de Poniente a las calles del Madrid del siglo XVII. Nuestro producto nacional más rentable, televisivamente hablando, es sin duda ‘Águila roja’. Si en el caso del ‘Juego de Tronos’ hablábamos de fantasía realista (término acuñado ahora mismo y en permanente contradicción). En el caso de la producción de Globomedia para TVE, estaríamos hablando de costumbrismo fantástico. Como tampoco estamos diseccionando la serie no vamos a entrar en un quítame allá esos ninjas en el Madrid de los Austrias… y sí del merchandising. Y en este caso aún adquiere más mérito. El habitual seguidor de sagas de fantasía no sigue ‘Águila roja’, un producto más infantil, menos exigente, con lo que no se va a gastar dinero en ello. Pero a los niños les encanta y por eso hay una serie de productos para jóvenes, muy similares a los que se podrían ofrecer a los seguidores de cualquier saga de temática parecida, de origen anglosajón y bien asentada a nivel internacional.

Mochila ninja
Cabe recordar que en el caso de 'Águila roja', el material original es la propia serie de televisión (4 temporadas, 42 capítulos y subiendo), pero ya ha dado para el estreno de una producción cinematográfica, un juego de ordenador, varios cómics, dos juegos de mesa, un juego de cartas coleccionables, puzzles, además de la variopinta colección de mochilas, relojes, gorras, camisetas, disfraces y toda clase de material escolar.

El spot del juego de tablero y los cómics...

http://www.youtube.com/watch?v=sH57w4mjCKs&feature=related

Son dos maneras distintas, pero similares de potenciar mediante el merchandising, sus éxitos en la pequeña pantalla. Diferentes estilos, pero ambos rentables, de eso no cabe duda.








sábado, 12 de noviembre de 2011

El Tintin de la tele



Desconozco si la de Peter Jackson y Spielberg es una historia de amor o un negocio. No, no entre ellos, si no con ese reportero belga, el tal Tintin.

Por mi parte lo es. Es un amor interrumpido pero cuyos rescoldos no se han apagado nunca. Comenzó cuando era pequeño y descubrí algo llamado Biblioteca Infantil en mi ciudad natal, en Oviedo. Era lo más parecido al paraíso que puede exitir (desde mi punto de vista). Allí conocí a Asterix, a Lucky Luke, pero sobre todo y por encima de todos a Tintín. Fue una fascinación que creció con los años pero sin convertirse en una obsesión. No soy desde luego, un 'tintinófilo' (Enric González y Arturo Pérez Reverte sí que tienen ese honor) , pero no puedo negar el cariño que me despierta el pelirrojo del tupé.
 
Hace un par de años descubrí con asombro que en mi amplia biblioteca faltaban los álbunes de Hergé y tras rezongar unos meses, mi novia decidió regalarme el primero de la serie, a modo de piedra angular. En mi cumpleaños fue más allá y me obsequió con una replica en  miniatura del icónico cohete de 'Objetivo: la luna'. ¡¡¡Es evidente que me quiere!!!

Si bien la película que estos días está en los cines, fruto de la colaboración de estos dos monstruos del séptimo arte, es un entretenimiento completo, aunque sin mucha trascendencia. Un verdadero aficionado habrá disfrutado especialmente con todas las referencias que trufan el metraje, pero sobre todo con la secuencia inicial. Una delicia en la que se repasan prácticamente todas las aventuras de Tintín, Milú y Haddock.

La cinematográfica es una adaptación repleta de cariño, una actualización del aventurero, un jóven Indiana Jones (también prometo un post sobre aquella serie), pero quizá el más fiel de los acercamientos audiovisuales fue el de 1991. Una coproducción de animación tradicional franco canadiense titulada, como no podía ser de otra manera: 'Las aventuras de Tintín'.

Así comenzaba aquella serie, ¡¡y así de bien suena a día de hoy esa banda sonora!!


La banda sonora está compuesta por Ray Parker y tiene ese aire aventurero ideal para hacer un poco más adulta a esta serie.

Y resulta que esa serie de animación, los 21 episodios y los tres largometrajes están a la venta en castellano (llámalo venta, llámalo descarga...). En un bonito pack de cinco deuvédeses titulado, obviamente, 'Las aventuras de Tintín'. Son estos de aquí al lado. Y vienen a salir por menos de 40€.




Espías como nosotros


Ando estos días disfrutando de una serie (miniserie en realidad) de sabor añejo, con el espionaje como tema. Como está basada en un libraco (por el volumen, no por la calidad) de John Le Carré se le presupone cierta enjundia. La tiene, y mucha.

'Tinker, taylor, soldier spy' es su título, en el que se hace referencia a una antigua canción de cuna británica. La miniserie de siete capítulos se rodo en 1979 y se emitió ese mismo año en la BBC. El protagonista es George Smiley, ex alto cargo de la inteligencia inglesa. El rol de Smiley está interpretado por el mítico Sir Alec Guiness ('El puente sobre el Río Kwai', 'Quo Vadis?', 'Star Wars'!!!!!). La serie no ha envejecido mal, pero es un innegable producto de los años setenta.

Hay un topo ruso en la más alta cúpula de los servicios secretos, el que lo descubrió aparece muerto y por eso toca echar mano de ese maestro de espías ya retirado, el buen George. Hierático Guiness, economía de gestos, pero un verdadero torrente a la hora de trasmitir con una mirada todo lo que está pasando por su mente. Amén de conocer como esta gente, pese a ser espías, son británicos y como tales auténticos gentleman. Nada de estallidos de ira, arrebatos furiosos o carreras... en todo caso, gestos de fastidio, aceptación de la derrota y, como mucho, paso acelerado, correr es cosa de franceses (que dirían ellos sin despeinarse ni soltar el paraguas). Como todo, tiene su contexto. La serie se mitió en pleno auge del caso de los Cinco de Cambridge, espías ingleses al servicio de Moscú durante más de veinte años.

La serie tuvo una continuación, 'La Gente de Smiley', (1982, 6 episodios) que comienza con una premisa similar, años después de la primera miniserie: Un viejo espía ruso a sueldo de su graciosa majestad es asesinado cuando intentaba ponerse en contacto con Smiley, por mediación del servicio secreto inglés, sin saber que la jubilación había hecho presa en el buen George. Si los primeros capitulos se desarrollaban en plena guerra fría, esta segunda tanda tiene como fresco de fondo la politización total y absoluta de esos servicios de información. Cómo los números, la pura y cada vez más dura la economía condicionan las operaciones, tildadas como anacrónicas por los oficinistas y burócratas que dominan en ese momento el cotarro de la información. La narración sigue siendo lenta, en algunos momentos incluso opresiva y sobre todos ellos destaca Guiness. Cómo juega a ser espía, utilizando métodos desfasados como ocultar microfilms en su corbata, o simplemente preguntando directamente lo que quiere saber. 

Su antigua secretaria, Connie, a la que recurre en busca de su memoria prodigiosa tiene en esta miniserie unos diálogos absolutamente geniales:

Connie: -Y allá va el temible jubilado de Chelsea, el azote de los malvados... veterano ya desde la batalla de las Termópilas, curtido en todas las guerras calientes, frías y templadas... Ahora es una guerra gris, George, no hay buenos ni malvados. Nosotros no estamos ya del bando de los ángeles. Todo ha cambiado, ahora somos medioángeles contra mediodemonios...

Ahora la primera de las series protagonizadas por George Smiley tiene su versión cinematográfica, de inminente llegada a las salas. Si la síntesis es una virtud, aquí tenemos a un Mozart. De ‘Tinker, taylor, soldier, spy’ en el original, en nuestro país pasa a titularse con un escueto ‘El topo’. Aquí os dejo su trailer en castellano…


Además de los enormes Gary Oldman (tomando el relevo de Sir Alec Guiness) y Colin Firth, es una inmejorable ocasión para ver a Benedict Cumberbatch (el Sherlock televisivo). Se estrena en diciembre en España y las críticas la avalan.


Sin embargo ese estilo pausado y reposado tuvo su resurrección el pasado año con una de las más lloradas (se canceló su producción tras una única temporada) series de los tiempos recientes. Me estoy refiriendo, claro, a ‘Rubicón’. La serie de la cadena norteamericana AMC era espesa, densa, lenta, terriblemente compleja y aún así intrigante, impecablemente rodada, montada e interpretada. Capaz de enseñar tanto como esconde. Una pena. Los apasionados de las conspiraciones tienen un filón en esta serie. Ya nos engancha desde su misma cabecera (sobre los openings prometo un post no muy lejano, adoro esas pequeñas obras de arte), donde nos deja caer sutilmente de que va todo esto. Resumo: analistas del Instituto de Política Americana (institución que trabaja como prospectora de datos para el Departamento de defensa, el Pentagono y la CIA) se encuentran, por casualidad con ‘algo’ en varios crucigramas de los principales diarios del país. A partir de entonces comienzan a sucederse los ‘accidentes’, el juego del gato y el ratón, los duelos de lealtades, y todo, todo con mucha pausa. Nada de diálogos innecesarios cuando la fuerza de la imagen habla por sí sola. Aquello de ten a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca, cobra aquí un sentido brutal. Hay una escena que brilla por encima del resto, es simple, de transición, y en ella se utiliza un teléfono móvil como arma y la información como munición. Resume a la perfección el espíritu de esta serie incomprendida. Y finalizada.

El opening de ‘Rubicón’


Hay otra serie, también inglesa, de finales de los setenta. ‘The sandbaggers’ (la traducción literal sería algo así como los embolsadores de arena, así que tiro del original). Esta la conozco solo por referencias, pero son buenas referencias. Las que da el escritor norteamericano Greg Rucka, autor de una serie de cómics, ‘Queen & Country’ sobre el trabajo de los agentes del MI-6, el servicio secreto que se encarga de las ‘amenazas externas’ (para las internas está el MI-5). El cómic está publicado en nuestro país por Norma Cómics y las aventuras de Tara Chance, que así se llama su principal protagonista, tienen continuación en tres novelas que no tienen fecha de publicación en castellano. Si le gusta el género de espionaje más o menos auténtico (más Clancy que Fleming, para entendernos), tiene un rato de disfrute asegurado con estos cómics. Un verdadero gustazo que no falta en mi estantería, como tampoco esos tres libros en el idioma de Shakespeare para los que me estoy armando de valor.

Tanto la serie de televisión ‘The sandbaggers’ (1978-1980, tres temporadas, veinte episodios, cadena británica ITV), como la serie de cómics ‘Queen and Country’ coinciden en su temática. De fondo las actividades de espionaje, en primer plano los estragos que estas causan en las vidas personales de los agentes. Recomendados ambos, sin duda.


Nada de gadgets increíbles, olvidémonos de esculturales femmes fatales en cada esquina. A la historia pasaron los esmóquins y los cócteles exóticos. Los espías son gente como usted y como yo, que pagan sus impuestos, discuten con su pareja y tienen días malos… aunque en los suyos muera gente (eso que ganamos nosotros, ¿no?).

jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Promoción de anticonceptivos?

La del título de esta entrada es una cuestión que me asalta de vez en cuando. Especialmente cuando el mando a distancia quiere detenerse (vaaale, yo le echo una mano...) en programas como 'Supernanny' o 'Hermano mayor'

Yo que ya tengo unos añitos, los suficientes para haber formado una familia, que vivo felizmente emparejado y que nunca he sentido la llamada de la naturaleza paternal, contemplo con interés estos espacios que no hacen si no convencerme de que mi opción, la de no tener descendencia, es la apropiada. Si usted, incauto o incauta está deseando ser papa o mamá, NO, repito, NO VEA ESTOS PROGRAMAS, y no por que no tengan una factura muy por encima de la media (La Sexta y Cuatro han conseguido hacer de estos docudramas del comportamiento un filón muy rentable pero muy bien realizado, efectista es verdad, pero impecablemente realizado) si no porque las ganas de pasarse la vida criando a unos descendientes que se le puedan convertir (todo es relativo) en estos bicharracos, pues eso, le harán repensarse o reprimirse los instintos de procreación.


Se trata sin lugar a dudas de dos programas 'educativos', en los que se reconduce la conducta antisocial de niños y adolescentes. 'Hermano mayor', de la productora Plural Enternaiment y ya en su tercera temporada, es el hermano pequeño de Supernanny. Pedro García Aguado,  exwaterpolista internacional de oscuro y desfasante pasado, es el hermano mayor del título, ejerce como tal con una paciencia infinita. El programa tiene como objetivo la reeducación de jóvenes totalmente antisociales, sin modales ni educación de ningún tipo. Llevarlos de nuevo al redil no es fácil y como básicamente en la televisión actual lo que se busca es conseguir una reacción del espectador, aquí se logra con creces. Primero causa incredulidad, espanto, repulsión, luego admiración, por el conductor del espacio (evidentemente). Si no habeís podido ver el programa pues aquí os dejo un ejemplo de los elementos con los que tiene que lidiar con mayor o menor fortuna...


http://www.youtube.com/watch?v=Nqj3_0-me5M&feature=related

¡Vaya joya!

La nanny del otro programa, en el título lo de superniñera no les sonaba lo suficientemente cool a la productora Magnolia TV, la paridora del invento, es la psicóloga Rocío Ramos-Paúl. Son ya seis temporadas las que lleva en antena con bastante éxito. Aquí sí, aquí son niñatos malcriados (es mi opinión, como todo) en hogares de una u otra manera disfuncionales. Son niños pequeños cargantes y mimados, totalmente insoportables. Pero es que 'Supernanny' y 'Hermano mayor' se retroalimentan. Sí, lo he descubierto (no me darán el Nobel, vale) los niños de la nanny son, trece años después, los adolescentes cafres del waterpolista, y trece años después esas 'joyitas' se despiertan con un nene que parece tener a Belcebú dentro. A qué cuadra.

El enlace que os dejo no es de un programa y sí de una parodia, de José Mota. Capta a la perfección el espíritu...

http://www.youtube.com/watch?v=sZNTQRQ3VWQ&feature=related

Y lo que me parece más genial de todo es que ambos programas solicitan participantes mediante casting... ¿Cómo, quién y cuándo se hacen esos castings? ¿Nos gustaría ver esas pruebas? ¿Seguro?.

Un mensaje desde el futuro


Mientras hacía acopio de ideas para trasladar al blog (me encanta hacer listas, ¡ya tengo algo en común con Woody Allen!), una imagen cruzó mi mente. Como un relámpago, un intenso flash de luz que me dejó viendo chispitas en cuanto recuperé la visión. Se me había ocurrido comentar algunos de los anuncios, spots si nos ponemos anglófonos, más delirantes de los últimos tiempos… Y sí, el de Loles León con el jamón, pasará por aquí.

Sin embargo, el primero en mi lista era otro. El de Neutrex, sí, sí, el de la chica del futuro. Porque, dejémoslo claro, si estás en el año 3025 y tienes a tu disposición un artilugio que te permita viajar en el tiempo, lo que pones en tu lista de tareas (además de lo de matar a Hitler antes de que llegue al poder y esas cosas) es retroceder en el tiempo para proporcionar a tus antepasados (imagino que serían antecesores suyos y no unos desconocidos a los que pilló desprevenidos) la receta para dejar la ropa limpia… y yo que pensaba que ya habrían inventado unos tejidos que no se pudieran manchar o algo así (iluso de mí). El caso es que la muchacha no estaba bien y no era sólo un tema de estilismo (¿en el futuro todos oxigenados?) fíjense en la alegría, el orgullo infinito, con el que muestra su preciada posesión, ese secreto con el que ha roto el contínuo espacio-temporal...

Este es un ejemplo de publicidad delirante. Se me ocurren más, muchos más y también peores.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

En el comienzo

Lo primero, creo, es dejar claros un par de conceptos. Este es el primero. Y para ello os presento a mis dos amigos, Tomo I  y Tomo II... ¡míralos ahí abajo, qué majos!

AUDIENCIA 
(Del latín audientĭa). 

1. f. Acto de oír las personas de alta jerarquía u otras autoridades, previa concesión, a quienes exponen, reclaman o solicitan algo.
2. f. Tribunal de justicia colegiado y que entiende en los pleitos o en las causas de determinado territorio.
3. f. Distrito de la jurisdicción de este tribunal.
4. f. Edificio en que tiene su sede. 
5. f. Público que atiende los programas de radio y televisión, o que asiste a un acto o espectáculo. 
6. f. auditorio (concurso de oyentes) 
7. f. Número de personas que reciben un mensaje a través de cualquier medio de comunicación. 
8. f. Der. Ocasión para aducir razones o pruebas que se ofrece a un interesado en juicio o en expediente.

La fuente es la RAE y lo señalo porque habitualmente utilizamos en este contexto la acepción número 5, aunque la número 7 (sutilmente distinta) es la que se me presenta más sugerente.